Tuesday, July 15, 2014

Colosenses 3:1-4 "La mirada de peregrinos"

        El libro, “El progreso del peregrino,” escrito por el puritano Juan Bunyan, es buenísimo. Se lo recomiendo a ustedes. Se trata de la historia imaginativa sobre un hombre arrepentido que huye de la ciudad de destrucción en que vivía en búsqueda de una ciudad celestial. Primero un hombre que se llama Evangelista lo dirige hacia la cruz de Cristo para tratar de su deuda de pecado. Luego, en adelante sigue el camino de salvación hacia su destino, una ciudad celestial que se llama Sion. Durante su viaje, Satán se acerca a Cristiano para reclamarlo y acostarlo, porque Satán era el dueño de la ciudad de destrucción en que vivía Cristiano antes. Pero Cristiano sabía que ya no se pertenecía a esa ciudad y su dueño.  Satán le preguntó —¿De dónde vienes y adónde vas? Y Cristiano respondió, —Vengo de la ciudad de Destrucción, que es el hospedaje de todo mal, y me voy a la ciudad de Sión. Estoy ya al servicio de otro, a saber, el Rey de los reyes, y sin faltar a la justicia, ya no puedo volver contigo.
Hermanos, Satán, aquel ángel caído, siempre intenta usurpar la identificación de cristianos y reclamarlos. Él no quiere que pensemos de nuestra nueva identidad en  Cristo y el poder y vida que lleva. Tampoco, no quiere que pensemos en nuestro Rey sentado en autoridad arriba en su reino glorioso. Y no quiere que pensemos en nuestro destino eterno con él, la nueva creación. Pero, esto es exactamente lo que vamos a hacer ahorita. Pablo, como Evangelista de la historia, nos está dirigiendo hacia el paisaje celestial y su Rey, Jesucristo. A través de este texto, el Espíritu Santo quiere darnos la mirada de peregrinos. Intenta darnos la mentalidad de Cristiano, quien dijo, “Vengo de la ciudad de Destrucción, me voy a la ciudad de Sion, y ya no puedo volver contigo, Satán.”       
El asunto principal de este texto es esto: Unidos con Cristo en su muerte y resurrección, hemos cambiado ciudadaniza de la antigua creación a la nueva creación. Por tanto, mientras vivimos en este mundo tenemos que fijar nuestros ojos a Cristo y su reino eterno arriba y menospreciar los valores del mundo. Necesitamos la mirada del peregrino que está en camino hacia su destino y nunca regresará al lugar de donde salió.
Para adquirir esta mirada, quiero exponer este texto en tres etapas de nuestra peregrinación: 1) El inicio del camino, 2) La búsqueda de lo celestial, 3) La seguridad de nuestra llegada.
El inicio, la búsqueda, y la seguridad de llegada.
Primero, el inicio del camino. Todo viaje tiene un principio, y así es con la vida cristiana. ¿Qué es? Aquí, Pablo dice, “Si han pues, resucitado con Cristo….” Entonces, nuestra resurrección con Él es el principio. Pero, ¿qué significa esto? Veo a ustedes y todavía no tienen cuerpos resucitados y renovados y todos nosotros vamos a morir. ¿Qué quiere decir con esto “han resucitado”? El significado se encuentra en lo que Pablo ya ha dicho en capítulo 2 versículos 12-13, donde explica, “habiendo sido sepultados con El en el bautismo, en el cual también han resucitado con El por la fe en la acción del poder de Dios, que le resucito de entre los muertos. Y cuando estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con El.”  Por decir que “han resucitado con Cristo” significa que el Espíritu santo ha aplicado el mismo poder de la resurrección de Cristo en cristianos para darles nueva vida. Pablo dice el mismo en otras palabras en Efesios 2:4-6- “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales” Esta doctrina se llama la regeneración espiritual.
Esta doctrina tiene su base en el antiguo testamento, en pasajes como Ezequiel 36:25-27 “Los rociaré con agua pura, y quedarán purificados. Los limpiaré de todas sus impurezas e idolatrías. Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes.” También, Pablo aprendió esto de Jesús quien dijo a Nicodemo en Juan 3, “De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús. “¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo?” preguntó Nicodemo. “¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?” “Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” respondió Jesús.  Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo.” El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.”
A vez en cuando, este cambio es radical y pasa en un instante. Por ejemplo, el cambio radical de un drogadicto que se arrepiente y cree en Cristo y su vida cambia totalmente. Pero, normalmente no podemos saber exactamente cuando Dios nos regeneró de nuevo. ¿Cómo fuiste regenerado tú? ¿Cuándo Dios te resucito? ¿Has observado un cambio de dirección en su vida? Para mí, fue un cambio más o menos radical. Era un rebelde. En la preparatoria andaba con malos amigos, era muy egoísta, y tenía muchas metas para ganar la fama y gloria del mundo. Por ejemplo quería ser un director de fotografía de películas en Hollywood. Vivía en la ciudad de destrucción. Pero, mediante la predicación de la palabra Dios me dio a conocer mis pecados y mi culpa. También, me dio la tristeza según Dios sobre mi camino de rebelión contra Dios. Hable con un pastor de jóvenes y me dirigió a Cristo. Desde eso momento, empecé a caminar hacia otro destino. No digo que fue el momento exacto de mi regeneración, pero si fue un cambio. Tampoco, no digo que todo en mi vida fue renovado en ese instante. Todavía soy un pecador. Pero había un cambio de dirección en mi vida. Por la gracia de Dios, adquirí nuevos amigos que son cristianos, poco a poco cambie mis metas, y generalmente empecé de pensar diferente.
            ¿Tienes una experiencia así en su vida? Es posible que desde tu bautismo de niño has creído en Cristo y no tienes memoria de esta regeneración espiritual. Eso es posible porque Dios es el que nos regenera, no depende de nosotros. Entonces, como Juan el Bautista, el Espíritu Santo puede renovarte cuando eres niño y debemos orar que Dios haga eso con nuestros hijos del pacto de esta iglesia. Pero, también, si no has tenido una experiencia de renovación en tu vida, a lo mejor todavía estas debajo el control del pecado en la ciudad de destrucción. Cuidado con tu alma. Arrepiéntete y cree en Cristo Jesús por el perdón de tus pecados. Pide a Dios que te haga nacer de nuevo en Cristo.
            Cuando nos preparábamos para nuestro viaje al parque nacional, Yellowstone, teníamos que empacar todo lo que íbamos a utilizar durante el viaje. Empacamos comida, ropa, una casa de acampamiento, y mucho más. Lo importante es que sales con todo necesario para el viaje. Bueno, ya vimos cual es el inicio de nuestra peregrinación, ahora Pablo quiero mostrarles que Dios ha empacado todo necesario para este viaje desde el principio. No se ve en el español ni en el inglés, pero el verbo “resucitar con Cristo” lleva un prefijo “con”, es decir el original se oye así, “han con-resucitado con Cristo.” En particular, Pablo utiliza este prefijo en el griego para referirse a unión con Cristo. Aquí, Pablo se enfoca en el hecho que estamos unidos con Cristo y por tanto tenemos todo poder necesario para luchar contra los apetitos de la carne. El momento cuando fuiste regenerado por el Espíritu Santo, fuiste unido eternamente con Cristo y toda la plenitud de poder, autoridad, y vida que tiene. Esta es la respuesta de Pablo contra los profetas falsos que insistían en sus reglas añadidas para luchar contra el pecado. Vimos como dijo en el último versículo de capítulo 2 que esas reglas “carecen de valor alguno contra los apetitos de la carne.” Al contrario, la unión con Cristo, es poderosa para darnos valor contra nuestra naturaleza pecaminosa. Estamos muy armados para la peregrinación en adelante. Están en Cristo, no dejen que el diablo te robe de tu identidad nueva. No olvides de tu unión con él en su muerte y su resurrección.
            Hermanos, el argumento es esto: si han tenido un inicio tan magnifico, hay que continuar en la peregrinación en búsqueda de tu nuevo destino. Hay que soportar el camino duro hacia Sion con confianza y con ganas según el poder del Espíritu Santo que reside en ti. Pero, ¿hacia qué nos dirige Pablo en este texto? Continuemos con el segundo punto.
           
2) Nos dirige en búsqueda de lo celestial. Estos son los imperativos del texto, “Busquen las cosas de arriba, y pongan la mira en las cosas de arriba.” También explica a qué se refiere por decir, “las cosas de arriba.” Lo explica en el positivo por decir, “donde esta Cristo sentado a la diestra de Dios,” y en el negativo por decir, “no en las de la tierra.”
            Primeramente, quiero clarificar que esto no significa que debemos dejar atrás las responsabilidades de la vida en esta tierra. Por ejemplo, en adelante Pablo va a explicar cómo deberíamos manejar las relaciones en la tierra entre esposos, entre niños y padres, y entre empleadores y obreros. Más bien, significa que deberíamos tener otra perspectiva sobre todo en la vida y que no vivamos por esas cosas, sino las usemos para avanzar el reino de Dios. Este texto, muestra que necesitamos reorientar el corazón a lo que importa, a lo que es eterno. Pasamos día tras día levantándonos en las mañanas simplemente pensando en lo terrenal, pero ¿cuánto tiempo piensas en Cristo? ¿Cuánto tiempo meditas en tu destino de la comunión eterna con Dios el Padre, Hijo, y Espíritu? Fíjate, que un peregrino necesita saber su destino para escoger cual senda va a andar.
Nosotros no tenemos una Meca como los musulmanes, es decir, un lugar de este mundo a que deberíamos visitar. No es así. Más bien, tenemos la esperanza de una ciudad eterna en un país eterno, en la nueva creación que ahora está arriba con Cristo nuestro Rey. Es una esperanza que en este momento es fuera de la vista. Pero, así es cuando buscas o piensas. Solo buscas y piensas en lo que ya no puedes ver con tus ojos. Por fe, andamos con la esperanza de las cosas escondidas de la vista que sin embargo van a durar para siempre. Y esta era la esperanza de los patriarcas de la fe también según el autor de hebreos en capítulo 11, “Pero anhelaban una [patria] mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.” Y esta esperanza se base, hermanos, en la palabra de Dios y la resurrección de Cristo de entre los muertos. Cuando me llegan las dudas fuertes sobre lo que creo, siempre pienso en la resurrección de Cristo. ¿Por qué? Pues, su resurrección visible fue la señal máxima de la existencia de Dios y la promesa de la nueva creación. Como ya vimos, él es “el primogénito de entre los muertos.”  Por esta razón, Pablo dirige nuestra mirada a Cristo quien está sentado a la diestra de Dios. Cristo ya está ahí, y además a un lugar victorioso con autoridad.  
Algunos dicen, “Eres una mente tan celestial que tú no eres bien terrenal.” Pero, esta es una mentira. Según Pablo, lo más que seamos de mente celestial, lo más bien terrenal seremos. Después de este pasaje, va a decir todas las maneras que debemos actuar en la vida terrenal mientras viajamos hacia nuestro destino eterno. No puedes pensar demasiado en Cristo y la nueva creación que están de venir. Hay que vivir para la eternidad y ahorrar nuestros tesoros en cielo donde la polilla ni el óxido no pueden destruirlos.
Ahora, quiero recomendarles dos actividades bíblicas para cultivar esta mirada en las cosas de arriba. Primero, la asistencia a los medios de gracia, es decir, la predicación, la santa cena, y tu bautismo. Esto es sumamente importante. Según el autor de Hebreos, con la santa cena saboreamos el don celestial, compartiendo en el Espíritu Santo, y con la buena palabra de Dios conocemos los poderes del mundo venidero. Dios usa estos medios de gracia para reorientar nuestro corazón al mundo venidero, a la patria celestial, y a nuestro Rey de reyes. La segunda actividad es muy muy importante también. La oración. La oración. Un autor ha dicho esto sobre la oración: “Durante la oración, el mundo se te pasa, cuando la mente está meditando y pensando en las cosas espirituales. Es una oportunidad de leer la palabra divina y aplicarla a ti mismo con intención. Debe ser un tiempo de comunión con Dios prolongado, cuando las realidades de lo espiritual y eterno se hacen más claros e impresionantes. También, te fortalecerá con coraje en la peregrinación dura con sus tribulaciones.” Hermanos, hay que orar y asistir los medios de gracia para buscar y poner la mirada a las cosas de arriba.
Pero, ¿cómo sabemos que vamos a llegar al destino? Continuemos con el último punto, la seguridad de nuestra llegada.
3) Fíjense otra vez en versículos 3-4, “Porque han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con El en gloria.” Aquí, empieza con la palabra “porque” para dar otra motivación de buscar a las cosas de arriba. Y su razón es esta, “nuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Es decir, aunque no vemos esta nueva vida claramente, tenemos la seguridad de que tanto que Cristo está vivo a la diestra del Padre, tanto tenemos vida con El. Debido a nuestra unión con él, mientras Cristo vive, tú vivirás. Y no hay otro lugar o guardador más fiel y más inaccesible que Cristo. Ninguno te puede sacar de sus manos. Y esta seguridad es aún más fuerte porque Cristo es en Dios. Por tanto, nuestra vida eterna está en una caja fuerte de doble fortificación, primero Cristo, y luego Dios.
Jesús promete lo mismo en el evangelio según Juan capítulo 10:27-30-  “Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá quitármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede quitar. El Padre y yo somos uno.”
Hermanos, si están en Cristo y Dios ya te ha iniciado en la peregrinación de la fe con la regeneración de tu espíritu, pues tu destino ya es fijo. Y Pablo tiene mucha confianza de esto, porque dice, “Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con El en gloria.”  Esperamos su venida. Les recuerdo que Cristo ha estado corporalmente a la diestra de su Padre desde su ascensión después de su resurrección. Se fue para enviar al Espíritu, pero todavía esperamos su venida. La Biblia enseña que vendrá corporalmente una vez más para recoger a sus elegidos, juzgar el mundo, y renovar todo el universo para que sea la nueva creación gloriosa. Y aquí Pablo explica que cuando Cristo regrese en su gloria, cuando sea manifestado visiblemente, nosotros también seremos manifestados con él en su gloria. Es decir que va cumplir la obra que ya ha empezado en nosotros. Tu regeneración es la garantía de tu resurrección al último día. En Filipenses repite casi el mismo el contenido de este texto, dice “Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar todas las cosas a sí mismo.”
En conclusión, vimos que el inicio de nuestra peregrinación es la regeneración espiritual a través de unión con Cristo, luego vimos que ahora estamos en búsqueda de un eterno destino celestial y que reorientamos nuestro corazón a este destino por asistir la predicación y la santa cena, y por orar. Y últimamente, peregrinos de Dios, tengan confianza que van a llegar al destino de su peregrinación con un cuerpo glorioso porque su vida eterna esta doble asegurada con Cristo en Dios. Hermanos, como dice una canción, “Pon tus ojos en Cristo, Tan lleno de gracia y amor, Y lo terrenal sin valor será, A la luz del glorioso Señor.”

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