Tuesday, July 29, 2014

Colosenses 3:11-17 "El ropaje de amor"

¿Cómo se ve una iglesia viva y sana? ¿Primero que dice la gente hoy en día? Muchos creen que una iglesia viva es un lugar donde hay muchas actividades y programas con la gente muy emocionada. Dicen que debe ser un hogar donde se encuentra muchas sanaciones y milagros espirituales. El pastor tiene que ser muy carismático, chistoso, y bueno para contar historias. Y más que todo, tienen que tocar la música muy buena, divertida, y fuerte. Así es la imagen de una iglesia ideal en la mente de muchos. Y es una lástima que muchas iglesias escuchan a las expectaciones populares para cambiar la forma de su iglesia al gusto de la gente.  Muchas tratan la iglesia como si fuera un Starbucks. Si a nosotros no cae bien algún parte del servicio según nuestras preferencias, pues me voy a otra. Y los que están en control de la iglesia cambian todo para que sus “clientes” regresen a visitar.
Ya sé que esto no es un problema para muchos de ustedes. Ya han permanecido con nosotros por semanas, meses, y años. Y esto seguro que todo de nuestra iglesia no está a tu gusto y tus preferencias. Pero eso está bien. ¿Y por qué? Es porque ninguno de nosotros estamos tratando de agradar a la gente popular. Intentamos agradar a Dios. Queremos ofrecer a Dios un servicio aceptable a Él con reverencia y temor. ¿Lo que importa más que todo entonces, es que dice Dios sobre una iglesia sana y viva? ¿Según Dios, como se ve una iglesia sana y viva?
 Bueno, por medio de este pasaje Dios nos explica como se ve una iglesia viva y sana. Y hoy quiero que fijemos en la descripción y veamos a nosotros en el espejo de la palabra de Dios. Y la descripción básica que nos da es esta: Una comunidad de pecadores que se enfoca en la palabra de Cristo y donde con sus miembros demuestren que el amor de Dios ha derramado en sus corazones por tratar unos a otros en amor. Más que todo, una iglesia sana demuestra el amor sincero y el enfoque en la palabra de Cristo en las predicas, las canciones, y las pláticas antes y después del culto. ¿Pero como alcanzamos a esta imagen ideal de una iglesia viva y sana? Pues, otra vez Pablo se enfoca en el hecho que Dios ya nos ha perdonado y renovado en Cristo. Y solamente dependiente de Él, podemos avanzar hacia esta conformidad a la imagen de Cristo. Porque la meta de Dios para su iglesia es que se vea como Cristo su marido; que ella sea vestida en gloria para su boda con el vestido hermoso de la paciencia, la humildad, la mansedumbre, y sobre todo el amor de Cristo.
Entonces, el asunto es esto: Somos una comunidad de rebeldes perdonados y renovados en Cristo, por tanto tenemos que vestirnos con el ropaje nuevo que Cristo nos ha dado hasta que abunden la paz y la unidad entre nosotros. Repito, Somos una comunidad de rebeldes perdonados y renovados en Cristo, por tanto tenemos que vestirnos con el ropaje nuevo que Cristo nos ha dado hasta que abunden la paz y la unidad entre nosotros.
2 Puntos: 1) El amor de Dios 2) Nuestro ropaje de amor
1) Primero el amor de Dios por nosotros. Pablo empieza en versículo 12 diciendo, “Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados…” Anoten que intenta darles una seguridad de su identidad en Cristo como la base de su mandamiento, “revístense.” La fuente y poder de nuestra habilidad de cumplir lo que Dios nos manda se basa en nuestra identidad en Cristo. En otras palabras hermanos, por considerar cuanto Dios nos ha amado, eso debe animarnos amar a Él y a nuestro prójimo en respuesta. Hay que considerar el gran amor de Dios por nosotros.
En Romanos capítulo 5 Pablo explica el amor de Dios: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” ¿Por cuantas morirías tú? ¿Por tu esposa, por tus niños, por tu mejor amigo? Pero morirías por un criminal, o un impío. Probablemente no, porque pensamos que ellos no merecen la vida como los “buenos” que conocemos. ¿Pero que hizo Dios?  Éramos pecadores, y rebeldes criminales, pero todavía Dios nos amó. Cristo murió por nosotros. ¿Pero qué tan malos éramos cristianos? No tan mal, ¿o sí?
 Bueno, a ver que dice las escrituras de Dios. Regresando a nuestro pasaje, Pablo da una lista de distinciones comunes de aquel día en versículo 11. Su punto es que en Cristo ya no importan esas distinciones. Pero una distinción hubiera llamado mucha atención para los lectores de los primeros siglos. Pablo menciona los barbaros y en particular los escitas. ¿Pero, quiénes eran los escitas? Para ellos, fue el gran ejemplo de un pecador grave. Un historiador judío del día escribió esto sobre ellos: “son un poquito mejor que bestias salvajes.” Eran de las tribus del Mar Negro, eran muy muy agresivos y violentes. De hecho, se especializaron en despellejarse viva a la gente y dejarlos sufrir una muerte lentamente y muy dolorosa. Eran rebeldes, y por temor de ellos todos los odiaban.
Pablo está diciendo que Dios salva aun a los peores, los malvados de los malvados. Y ahora en Cristo, no importa que hiciste en el pasado, hay perdón completo de los pecados en Jesucristo. ¿Y porque? ¿Porque recibimos tanto amor, el perdón de los pecados, y la justicia de Cristo imputada a nuestro crédito? ¿Que hicimos nosotros para ganar su favor y merecer estos bendiciones? Nada de nada, hermanos. Aunque no eras un escita, eras un pecador que no merecía nada de la gracia y amor de Dios. Nos amó sin condiciones. Dios no esperó hasta que nos cambiemos, hasta que nos arrepintamos. No, de hecho Pablo dice que debemos vestirnos del ropaje nuevo como “escogidos de Dios, santos y amados.”  
Es decir, si eres un cristiano, santo por llevar la santidad y justicia de Cristo, solo es porque Dios te escogió antes de la fundación del mundo. La razón que creíste en Cristo y empezaste tu peregrinación de la fe no dependía de ti. Como Pablo dice en Romanos 9:15-16 “Dios dice a Moisés: ‘Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión.’ Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Todos cristianos tenemos el mismo principio en la fe, el decreto eterno de Dios antes la fundación del mundo cuando Dios nos escogió. Además, Pablo explica en versículo 15 de nuestro pasaje que “fuimos llamados en un solo cuerpo.” ¿Pero qué tiene que ver esto con la paz y unidad de amor que debemos mantener aquí? Pues mucho.
Ninguno de nosotros llevamos un derecho de sentir más orgulloso de otro hermano o hermana en la fe. Todos nosotros éramos pecadores y rebeldes y merecíamos la ira de Dios, pero según la gracia de Dios nos escogió en amor, luego Cristo vino por nosotros, y nos amó hasta la cruz donde Cristo murió por nosotros malos…. Hermanos, debemos estar llorando ahorita después de escuchar de tan grande amor. En serio. ¿Has viste una película que te hizo llorar por ver el amor sacrificial del héroe, o algo así? La demonstración del amor de Dios en la cruz de Cristo debe hacernos llorar; lágrimas de arrepentimiento que nuestro pecado diario lo puso ahí, y lágrimas de gozo que Dios te ha amado tanto.
Juan dice algo muy parecido en primero Juan 4:7-11. Dice “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo Unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó también nosotros debemos amarnos unos a otros.”
Este amor de Dios debe controlarnos a amarnos unos a otros. Pablo dice en versículo 13: “Si alguno tiene queja contra otro; como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes.” Dios nos dio el ejemplo máximo del perdón. ¿Cómo te perdonó Cristo? ¿Esperó hasta que te arrepentiste y mejoraste tu vida? No, ¿entonces porque esperas hasta que se arrepiente tú esposo para perdonarlo? ¿O porque esperas hasta que se comporten mejor tus niños antes de los perdonas?
Espero que vean lo que Pablo está haciendo, la meta de nuestra comunidad como iglesia se base en el amor de Dios por nosotros.  Esto nos trae al segundo punto, nuestro ropaje de amor.
2) Vimos la semana pasada que Dios nos ha dado un cambio de ropaje. Ya hemos desechado al hombre viejo, la naturaleza pecaminosa, y estamos vestidos del nuevo hombre en Cristo Jesús. Ahora nos fijamos en como se ve el ropaje nuevo.  Escuchen otra vez a la descripción. “Revístense de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia… y sobre todas estas cosas, vistéense de amor, que es el vínculo de la unidad.” Esta hermanos, es la imagen ideal de la iglesia. Así debemos tratar unos a otros. Y de hecho, esta lista describe a solo una persona perfectamente: Cristo Jesús. Él mostraba tierna compasión a los despreciados, bondad a los pobres, humildad, paciencia con los que lo mataron, y amor a los que lo odian. Jesús era un hombre verdadero. No era un mandilón, ni era un macho. Era mansedumbre, es decir, controlaba su poder con suavidad y gentileza. Y sobre todo, Cristo tenía el amor perfecto. ¿Y como podía vivir así Cristo? Pues, en su humanidad él dependía del Espíritu Santo.
Hermanos, nosotros hemos recibido el mismo Espíritu Santo. Y para todo cristiano El Espíritu nos da “el vínculo de la unidad,” que es el amor. ¿Qué significa vínculo aquí? La palabra en el griego se refiere a la enlace entre todas las virtudes espirituales. El amor es el pegamento, el superglue, entre todas las virtudes. Si continuamos con la imagen de ropaje nuevo, el amor no es como una corbata o un moño bonito que pones arriba de tu vestido. Más bien, es como el hilo que sostiene todo el ropaje junto. Y lo bueno hermanos, es que el Espíritu Santo ha derramado en sus corazones esta disposición de amor. Ahora, a través de unión con Cristo, tienen la habilidad de vestirse de este ropaje porque tienes el Espíritu Santo de Cristo, y él está trabajando dentro ustedes para ensartar el hilo del amor por lo largo de su vida. No tienes que crear de nuevo estas virtudes, ya son tuyos en Cristo. Pertenecen a ti, y tú te pereces a ellos.
Pero entre nosotros hay muchas diferencias y cada persona es distinta que los demás. A menudo es difícil todavía soportarnos unos a otros. ¿Por tanto, como hacemos que la paz de Cristo reine en nuestros corazones hasta la unidad?
Bueno, la respuesta se encuentra en versículos 16-17: “Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría ensenándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones. Y todo lo que hacen, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre.”
La respuesta es que Dios hace este cambio en nosotros por medio de su palabra viviente, la Biblia. Y específicamente, la palabra de Cristo. Entonces, si una iglesia quiere transformarse más a la imagen de Dios en Cristo, tiene que someterse al poder de la palabra de Cristo. Primeramente, es necesario que la predicación de su palabra sea central en los servicios. Pero también este pasaje se refiere a la responsabilidad de todos los cristianos, no solo a los pastores. En otras palabras, se trata de tus responsabilidades.
El deseo de Pablo es que la palabra de Cristo habite en abundancia en nosotros aquí. Y todo lo que sigue este deseo es su explicación de cómo hacemos pasar esto. Hacemos habitar la palabra de Cristo en nosotros por ensenarnos y amonestarnos unos a otros con salmos, himnos, y canciones espirituales. ¿Alguna vez has pensado de nuestras canciones como herramientas para ensenar y amonestar unos a otros? Por esta razón, es sumamente importante que cantemos canciones que son agradables a Dios con buena doctrina. Por tanto creemos aquí que debemos cantar los salmos principalmente en el culto. Es una lástima que muchas iglesias nunca cantan los salmos porque Dios nos ha dado su salterio para cantar su palabra a Él. Y es importante cantar la palabra de Dios porque se trata de Cristo y no tiene errores. De vez en cuando visito otra iglesia y mi conciencia no me deja cantar las canciones porque el contenido no es correcto ni bíblico. Aunque es difícil, hay que aprender el amor por cantar los salmos.
                 En conclusión hermanos, así se ve una iglesia viva y sana. Debe ser un hogar de refugio para pecadores donde habita la palabra de Cristo y reina su paz. Y sobre todo, donde el amor es el vínculo de la unidad. Y solo alcanzamos a esta meta si nos enfocamos primeramente en el amor de Dios por nosotros y dependemos del Espíritu Santo. Repito el asunto para concluir. Somos una comunidad de rebeldes perdonados y renovados en Cristo, por tanto tenemos que vestirnos con el ropaje nuevo que Cristo nos ha dado hasta que abunden la paz y la unidad entre nosotros. 

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